Observaciones sobre la ortografía de los apellidos

Los apellidos catalanes han sido fijados gráficamente en momentos anteriores al establecimiento del actual sistema ortográfico. Muchos apellidos presentan formas que no se ajustan a la ortografía actual, pero que siguen normas orotgráficas tradicionales, antiguas y genuinas (como AntichProhens o Thomàs).

En otros casos, estas grafías tradicionales fueron alteradas modernamente por funcionarios, a menudo forasteros, que desconocían las tradiciones gráficas catalanas (como FarréCaballé o Sardà) y que introdujeron grafías españolas extrañas al sistema (como Piña o Rusiñol). Cabe decir, no obstante, que el repertorio de apellidos conserva más integridad a las Illes Balears que a otros lugares de los Países Catalanes.

Hay que diferenciar claramente las dos situaciones. En el caso de los apellidos no afectados por alteraciones debidas a la interferencia castellana, tan legítimo es la conservación de las formas tradicionales, normalmente ligadas a la identidad de las familias (AntichProhensReynésThomàs), como la modernización y adaptación a las normas vigentes (AnticProençReinersTomàs). Cada persona tiene que decidir su opción libremente, según su sensibilidad y conveniencia. En el caso de los apellidos que se escriben con interferencias gráficas de tipo español, es recomendable corregir estas alteraciones (PinyaRossinyol). Con todo, habrá casos a medio camino, en los que cabe apelar a una prudente combinación de buen gusto y lealtad a la normativa lingüística actual.

Recomendamos realizar aquellas regularizaciones que no induzcan a cambios fonéticos y evitar aquellas otras que forzarían estas transformaciones, como sería cambiar Planici por PlaníciaBusquets por BosquetsVillalonga por Vilallonga o Marroig por Masroig.

Recordemos, de paso, que en el caso de antropónimos (nombres de lugar formados a partir de apellidos) el Servicio Lingüístico recomienda su regularización absoluta (Son LledóSo n'ArboçCan Maçanet).